Las vacaciones del verano ponen del revés más de una rutina y la higiene bucodental suele ser víctima de ello.
Cuando llega el verano y el año académico termina, la vida cotidiana suele sufrir drásticos cambios. Largos días de playa, comidas fuera de casa, helados y refrescos para bajar las temperaturas… Todo esto suena estupendo y supone para muchos lo que es la esencia de unas buenas vacaciones. Sin embargo, si pensamos en nuestros dientes y en la salud bucodental los ‘placeres del verano’ conllevan un grave riesgo por ejemplo de deterioro del esmalte, puesto que nos llevan constantemente a saltarnos los tan necesarios cepillados.
Para evitarlo de una manera sencilla, puedes tomar dos medidas. En primer lugar, asegurarte de no salir de casa por la mañana y de no acostarte por la noche sin haberte cepillado previamente los dientes. Serán en total menos de diez minutos al día que realmente valen la pena. En segundo lugar y si no quieres llevarte un set de cepillado allá donde vayas, lleva siempre chicles sin azúcar contigo. Son una ayuda ideal que, si bien nunca pueden considerarse un sustituto del cepillado, sí que suponen un estupendo complemento y una buena ‘ayuda de emergencia’… ¡y una manera en la que podrás lucir tu sonrisa por más tiempo!